Su gran interés por la ciencia y la tecnología llevó a Julio Verne (Nantes, Francia, 1828) a idear mundos imaginarios, universos literarios que supieron prever lo que ocurriría en el futuro. Todos hemos soñado con ser los protagonistas de sus libros y su influencia es tal que parece que sus personajes han formado parte de la vida real.
Dicen algunos biógrafos que Verne, hijo de un abogado burgués, cuando aún era un niño se enamoró de su prima y quiso embarcarse en un barco rumbo a la India para comprarle un collar, pero su padre abortó la aventura.
![Infografía Julio Verne mibqyyo]()
Interesado desde siempre en viajar, en la ciencia y la literatura, se vio obligado a estudiar Derecho en París en 1847 debido a la influencia de su progenitor, que quería que fuera abogado y con el que no se llevaba bien. Eso no le impidió dedicar gran parte de su tiempo a la escritura, una de sus pasiones.
En 1848 escribe obras de teatro y su tío le introduce en los círculos literarios, donde conoce a Alejandro Dumas. Gracias a él en 1850 estrena en el teatro Las pajas rotas, pero apenas tiene éxito. También, mientras trabajaba como secretario del Teatro Nacional de París, publica diversos relatos.
En 1857 se casa con una viuda rica, Honoire Deviane Morel, pero el matrimonio no le llena y viaja siempre que puede, viajes que fomentarán su afán aventurero. Usando los conocimientos en geografía que ha adquirido en esos viajes, en 1863 publica su primer éxito, Cinco semanas en globo, en la que mezcla aventura y fantasía.
Viaje al centro de la Tierra, una de sus novelas más famosas, llegaría en 1864. En ella cuenta la expedición de un profesor de minerales, su sobrino y un guía al interior de la Tierra y demostró en sus páginas su gran interés por la ciencia y la geología.
Siguiendo en la línea de la fantasía, en 1865 se publica De la Tierra a la Luna, que provocó en el público un enorme interés en el espacio. Mientras que aquí se centró en la preparación del viaje, en Alrededor de la Luna (1870) detallaría la propia travesía.
Sin salir de la temática de viajes, esta vez más cercanos, escribe Las aventuras del capitán Hatteras (1866), sobre una expedición al Polo Norte, y Los hijos del capitán Grant (1868), donde los protagonistas viajan a Australia para buscar a su padre.
En 1870 se edita Veinte mil leguas de viaje submarino, libro cumbre de la historia de la ciencia ficción y en el que Verne predijo la invención del submarino y de la escafandra. Su argumento se centra en el viaje de una expedición americana que parte mar adentro para buscar un monstruo marino. Este monstruo es el submarino Nautilus, capitaneado por Nemo.
![Veinte mil leguas de viaje submarino]()
Dibujo de Veinte mil leguas de viaje submarino
De la ciencia ficción pasó a la historia de aventuras con toques de ironía en la conocida La vuelta al mundo en ochenta días (1873), cuyo protagonista es un aristócrata británico, Phileas Fogg: Phileas apuesta con los compañeros de su club que puede recorrer el mundo en 80 días. Le acompañan en su aventura su criado y un policía que, infiltrado, quiere inculparle en el robo de un banco.
A lo largo de su vida, Verne escribió más de 50 novelas y muchas de ellas se adaptaron al cine. Famosa es, por ejemplo, la escena de la luna de George Méliès en Viaje a la luna (1902), basada en su libro. Además, en sus escritos predijo la invención del helicóptero, de la televisión, de los rascacielos y trenes de alta velocidad, entre otros muchos avances. En 1994 se publicó una obra que había escrito en 1863 pero que su editor le aconsejó no sacar a la luz por considerarla muy pesimista. Con el título París en el siglo XX, auguraba una sociedad masificada y dominada por tecnócratas y banqueros en las que los humanos viven en rascacielos de cristal, usan trenes de alta velocidad, calculadoras y utilizan una red mundial de comunicaciones.
Enfermo de diabetes, Verne muere el 24 de marzo de 1905 en su casa de Amiens (Francia). Su legado es muy grande y su visión científica del futuro es innegable, no obstante, él quitaba mérito a sus predicciones y según una de sus citas más famosas se limitó “simplemente a realizar una ficción de lo que debía convertirse después en un hecho”.